Hojarasca

 

Cuando caminamos por la calle y encontramos una casa con las puertas o ventanas abiertas, nos sentimos invadidos por la imperante necesidad de observar lo que hay dentro. Esta curiosidad se alimenta de una concepción del hogar cimentada en la idea de la privacidad. En este caso, cuando miramos dentro de esta casa abierta, encontraremos una propuesta de habitar colectivo que busca subvertir a lo privado como aquello que define la función de una casa. Este habitar se da en tanto conviven distintas formas de ver e intervenir el mundo. Por ello, quien mire dentro de esta casa abierta encontrará muestras de los procesos creativos del colectivo Hojarasca.

 

La Hojarasca es un laboratorio interdisciplinario en el que acontecen distintas actividades creativas y productivas. En el núcleo de esta experiencia vive la idea del trabajo colectivo, en el que la colectividad y el individuo guardan una relación de condicionamiento mutuo. Todas estas obras y procesos individuales son posibles gracias al colectivo y pueden ser comprendidas como parte de un ente más amplio en el que adquieren sentido. Esa colectividad acontece en diferentes espacios, y hoy se abre al público como un cúmulo de obras que en conjunto presentan una propuesta  que es nuestra.

 

Son múltiples las fronteras que creíamos intransitables que se ven comprometidas con el trabajo común del colectivo: las que establecen los límites entre pensar, representar e intervenir el mundo. Los procesos reflexivos no son un momento previo a la acción; son componentes de un constante accionar, en el que conceptualizar y hacer no son procesos independientes, sino momentos de un proceso que se alimenta a sí mismo. Cuando el diálogo es un momento determinante del proceso colectivo, se rompe la idea de que es el trabajo individual el que crea. Hay, por supuesto, singularidades que potencian su obra. Pero esa obra no es sólo de la singularidad en tanto que ella está siempre enredada entre otras en un tejido conjunto.

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